
Si se puede definir la identidad de una compañía y una franquicia con una persona, Chris Metzen sería uno de esos ejemplos.
Quien fuera una de las mentes encargadas de desarrollar las franquicias más representativas de Blizzard Entertainment, hoy disfruta desde el retiro uno de los legados más palpables de la industria.
Su trabajo ha alcanzado a millones de personas durante más de dos décadas y hasta el día de hoy y con la posibilidad de durar toda una generación. Cuando se trata de obras como Diablo, Warcraft, StarCraft e incluso Overwatch, es casi una apuesta segura.
Pero no es solo su obra lo que ha tocado a los aficionados, sino su capacidad de interactuar y convivir de una manera genuina con ellos en eventos públicos, al punto de que muchos han intentado imitarlo sin éxito.
Conozcamos un poco más de lo que ha sido la carrera de Chris Metzen.
“Gracias a un amigo”
Un joven artista y diseñador llamado Christopher Vincent Metzen recibió una oferta de trabajo para una discreta compañía llamada Chaos Studios, gracias a un amigo que apreciaba su arte.
Creyendo que se trataba de un estudio de diseño gráfico, Metzen tomó el empleo y se llevó la sorpresa de que Chaos era una compañía de videojuegos. Sin embargo, el desafío y los proyectos le agradaron, llevándolo a dar el 100%. Era 1994.
Comisionado para crear el arte conceptual de Justice League: Task Force, un olvidable juego de pelea basado en personajes de DC Comics, Chris presentaría diseños e ideas para proyectos más dedicados para la ya denominada Blizzard Entertainment.
Ese mismo año presentó sus diseños para el debut de una serie pilar para los videojuegos, Warcraft, añadiendo además múltiples ideas de la presencia que debía tener el juego. Estas fueron tomadas en cuenta para Warcraft II: Tides of Darkness y Metzen fue elevado como parte del equipo de desarrollo.
Esto incrementó significativamente la sensación de continuidad y narrativa de Warcraft, donde la construcción del mundo se elevó de manera exponencial con cada misión y cada historia. Un año después daría un salto más grande.
Voz de la creatividad
En 1996, Chris Metzen y Bill Roper desarrollaron el guion, concepto y diseño de la nueva obra de Blizzard, Diablo. Un RPG de fantasía oscura con una imagen y nombre ideles para causar un impacto y ser recordados.
Además de su trabajo creativo, Chris tomaría los micrófonos para aportar su barítono como actor de voz de varios personajes y criaturas, iniciando su carrera secundaria y parte de su legado. Como ya sabemos, Diablo es considerado uno de los mejores juegos de todos los tiempos.
En 1998 volvería a tocar el cielo con una nueva creación, StarCraft, donde desarrollaría gran parte de la historia y mitología de este universo de ciencia ficción, además de escribir mucho del material externo que se publicó con el juego.
En poco tiempo se hizo de un nombre propio en la naciente industria de videojuegos. Una de las cosas más difíciles de lograr, pero que alcanzó a base de ser altamente carismático y representativo de muchos jugadores.
En 2002 da un paso sustancialmente grande, al convertirse en director creativo de todos los proyectos de Blizzard, comenzando con su éxito más grande hasta la fecha, Warcraft III: Reign of Chaos.
Es en este mismo título en que la voz de Chris se hace inmortal, al ser quien le da vida a Thrall, el heroico Jefe de Guerra de la nueva Horda, protagonista de la historia de redención de los Orcos.
Es tal el impacto de Warcraft III, que abre las puertas a algo más que una expansión, una continuación en donde los usuarios serán los protagonistas.
World of Warcraft, el nuevo hogar
Desde su posición como director creativo, además de vocero principal de Blizzard, Metzen tiene una responsabilidad importante en World of Warcraft, pero su nivel de participación estuvo limitado.
Considerando que tanto su experticia como su rol no eran los más indicados para llevar las riendas totales del proyecto, su participación se mantuvo en el área creativa. Guionista y creador de personajes, historias y detalles de worldbuilding de WoW lo mantuvieron bastante ocupado.
Además de jugar ávidamente el juego, Metzen siguió siendo la voz de Thrall en cada una de las expansiones del juego. Una herramienta que le permitía ser el anfitrión más querido en las BlizzCon anuales.
Pero había nubes negras en el horizonte, al empezar a tomarse en cuenta que el trabajo consume más de lo que aparenta. Especialmente tras el resultado final de la aventura más ambiciosa de Blizzard Entertainment.
“Gracias a mis amigos”
El extenso horario de trabajo y sus propias vulnerabilidades hicieron de Chris una persona con un fuerte caso de depresión y agotamiento. Pero había entre manos un proyecto que acaparaba su atención, la película de Warcraft.
La obra fílmica de 2016 representó la apuesta más grande Blizzard de llegar al mainstream con su marca más prolífica, pero no pudo capturar audiencias masivas en las salas de cine, con excepción de China.
Las presiones y el trabajo pesado hicieron mella en su salud mental hasta llegar al punto de tener que retirarse de su posición, dejando a sus amigos de muchos años con el testigo de la dirección creativa.
Su ultima gran obra fue la de presentar y desarrollar parte del argumento y personajes de Overwatch, el nuevo título grande de la compañía. Basándose en su relato Soldier-76 de 2005, ayudó a construir un universo nuevo antes de marcharse al retiro.
Cambio de guardia
Aunque figuras importantes de Blizzard estaban cambiando a finales de la década de 2010, fue la salida de Chris Metzen la que hizo evidente que la compañía pasaba por un cambio de guardia.
Lejos de ser la vieja Chaos Studios, Activision Blizzard era ya un conglomerado de mucho poder que unió a dos compañías del pasado en una masa corporativa que muy poca gente aprecia.
La creencia popular es que la vieja guardia no se sentía a gusto en intentar encajar en esta visión, aunque es mucho más factible que simplemente se llevó a cabo el relevo generacional correspondiente.
Lejos de la silla creativa, los fans vieron volver a Chris en toda su gloria en los albores finales de Battle for Azeroth, la más reciente expansión de World of Warcraft, donde Thrall literalmente sale del retiro a salvar a la Horda de la destrucción.
Al final del día, los héroes no se ocultan.